Está llegando el frío, poquito a poco, pero llega. Hoy os traigo una receta de las de pueblo de toda la vida y que a mi hijo Oscar y a mí nos encanta.
Hemos llegado hasta a participar en una competición de sopas de ajo, entre mi madre y mi prima Feli y teníamos que decir quien de las dos hacía las mejores sopas de ajo, la andaluza o la maña. Como os podréis imaginar dimos como ganadoras a las dos, jajajaja. Feli Mateo, que veas que me acuerdo de ti.
4 huevos, 1 cabeza de ajos, 1 barra de pan sin las puntas, aceite de oliva, agua, sal y pimentón dulce.
Ponemos una olla al fuego, con un chorreón de aceite. Piensa que tenemos que freír los ajos y luego el pan, así que tiene que quedar cubierto bien el fondo de la olla.
Pelamos la cabeza de ajos y los freímos un poco, que cojan un poco de color dorado.
Cuando tenemos los ajos doraditos, echamos el pan cortado en rebanadas y vamos removiendo mientras se fríe y va absorbiendo todo el aceite. Baja un poco el fuego para que no se te queme.
Cuando tenemos todo el pan frito, echamos el agua, dos cucharones y medio por persona, echamos un poco de sal y lo dejamos hervir durante 5 minutos.
Me he despistado y no he hecho la foto donde casco los los cuatro huevos.
Cascamos los huevos y los echamos a la olla rompiendolos con un tenedor para que el huevo quede como en hilos.Dejamos que cueza el huevo y listo.
Al servir, pondremos con la punta de un cuchillo un poco de pimentón dulce por encima.
Buen provecho!!!!
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