Esta receta es genial para una merienda en un día como hoy, con frío y lluvia.
Un buen café con leche o una taza de chocolate y a compartir un buen rato.
Me la ha enseñado ha hacer mi amiga Marta Amate, una chica con una familia muy extensa, nunca había conocido a nadie con tantos primos.
Gracias Marta, un beso.
Ingredientes para unas 40 rosquillas:
2 vasos de vino blanco
1 vaso de aceite de oliva
2 cucharaditas de las de café de matalauva
Harina (sobre unos 900 gr)
En un cuenco ponemos el vino, el aceite y la matalauva.
Y vamos agregando la harina hasta que queda una masa muy espesa. El punto es cuando deja de pegarse en las manos.
Ponemos papel de horno en una bandeja y vamos formando las rosquillas.
Horno a 160º arriba y abajo hasta que estén cocidas.
Cuando estén cocidas las rebozamos en azúcar.
No son las típicas rosquillas blanditas, quedan crujientes, pero son muy buenas.
Creo que a lo mejor hubiese estado bien ponerle a la masa un poco de azúcar, pero claro, yo es que soy muy golosa.
ricooo!! y lo mejor es que no son fritas! graciaaas
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